lunes, 21 de marzo de 2016

CONCEPTO DE DELINCUENTE

Un delincuente es la persona que comete delitos y puede ser estudiado desde la perspectiva sociológica o desde la perspectiva psicológica. Ninguna de las dos áreas de análisis cubre todos los aspectos del fenómeno y no actúan como explicaciones alternativas. Su relación es complementaria, proporcionando información sobre diferentes aspectos de la conducta y ambas son necesarias para obtener una idea general de las motivaciones de un individuo

CRIMINOLOGÍA: 
Enfocado desde el punto de vista individual. Criminal es sinónimo de delincuente
Es un sujeto que no solamente puede desarrollar una acción sancionada por el derecho penal, sino que tiene una noción más amplia, es decir, que tiene un problema psicológico, psíquico una razón para delinquir.
Para la criminología no importa la figura, todos tienen un elemento físico y psicológico, una determinación para llegar a cometer ese delito.
Criminológicamente se habla de desviados ya que hay conductas que pueden desplegar personas que no son sancionadas por el derecho penal, pero son conductas desviadas para la criminología, todos serán considerados criminales y se estudiaran las causas porque cometen un delito.
Para la criminología estas personas (delincuentes) tienen características semejantes. La necesidad nace de:
Un entorno socioeconómico desfavorable o vago
La tentación
De núcleos de hogares fracturados 

JURÍDICO: 
Se dice que una persona es un delincuente pues cometió un delito, o sea, un acto antijurídico que el Derecho o sistema legal de un Estado califica como tal, y sanciona con una pena.
Para que exista delito se requiere que el Código Penal respectivo haya descrito la conducta punible y que el hecho cometido se ajuste exactamente a la figura legal. La ley ya debe estar dictada al momento de cometerse el acto antijurídico, pues las leyes penales no se aplican a hechos cometidos antes de su vigencia (son irretroactivas). Además, se necesita para que se configure la calidad de delincuente, que haya una sentencia que lo condene como tal, luego de un debido proceso, pues antes de la sentencia el procesado goza de la garantía de su presunción de inocencia.

Los delitos civiles son aquellos que se cometen con intención de provocar el daño, en cambio los que se realizan con culpa o imprudencia, se llaman cuasidelitos. Los delitos penales pueden ser dolosos o culposos según se realicen con o sin intención de ejecutarlos.
En sede civil, se persigue que el delincuente repare el daño ocasionado con el hecho ilícito. En sede penal se persigue el castigo del delincuente, al que se impone una penalidad, por ejemplo la de multa o prisión.
Para la escuela clásica el delincuente no tiene características de un ser anormal, sino de un ser con perfecta posibilidad de elegir sus acciones, y eligió cometer el delito, el que debe ser sancionado en proporción al daño ocasionado.
Para el positivismo, el delincuente presenta rasgos patológicos en su estructura psicofísica, que lo determinan a cometer los hechos ilícitos. Es célebre la descripción de Lombroso sobre las características físicas que presentan las personas predeterminadas por la naturaleza a ser delincuentes, a los que llama delincuentes natos; como protuberancia en frente y cerebro, ojos rasgados, pómulos salientes. La defensa social es el motivo de la imposición de la pena a estas personas, que en realidad no eligen ser delincuentes, sino que lo son, por mandato natural.

Actualmente se acepta que si bien hay factores genéticos predisponentes (no características físicas, sino patologías de la conducta), el ambiente y la educación que recibieron esas personan son fundamentales a la hora de convertirse en delincuente. En general se dice que el delincuente no nace, sino que se hace.

NATURALEZA JURÍDICA DEL DELINCUENTE

Puede decirse sin género de duda que, el delito, entendido de forma genérica como acto voluntario contrario a una norma de tipo penal, forma parte consustancial con el género humano. Así pues, afirmamos que el Hombre, por su mera existencia puede ser sujeto activo de una acción delictiva.

También desde un punto de vista genérico y, partiendo de la afirmación descrita en el párrafo anterior, cabe diferenciar distintos tipos de delincuentes, No obstante, se ha de partir del concepto de que “el delincuente es aquella persona que hace del delito su medio de vida”.
 
La evolución histórica que ha seguido la concepción de delincuente se ha caracterizado por la variación paralela de las acepciones de delito y de ley, ambas íntimamente ligadas a la interpretación política de las estructuras sociales y fundamentos de la autoridad. Actualmente, desde el punto de vista estrictamente policial y eminentemente operativo, podemos definir al delincuente como:

“Aquel individuo que, desobedeciendo el ordenamiento legal de la sociedad en que vive, causa perjuicio al resto de los ciudadanos y a los demás elementos que componen la estructura social, entre ellos el interés general”. 

Existen múltiples formas de clasificar a los delincuentes. La actitud hacia el delito, la carrera delictiva, los aspectos biológicos y hereditarios, los motivos y el entorno legal son criterios que se pueden utilizar para definir estructuras de clasificación. Como otras clasificaciones en las ciencias sociales, estas nunca son perfectas y en muchos casos representan una sobresimplificación del fenómeno. A pesar de lo anterior, son herramientas muy útiles para realizar actividades como las evaluaciones de peligrosidad de los individuos.

La siguiente tabla muestra una posible clasificación de los delincuentes, considerando tanto factores de disposición (preferencias) como de estado anímico.
Tipo
Descripción
Falta de disciplina social
Son personas que no presentan tendencias criminales pero tampoco pueden incorporar apropiadamente las normas sociales.
Criminal profesional y aversión al trabajo
Personas comúnmente afectadas por trastornos de personalidad antisocial, incapaces de mantener relaciones laborales estables que recurren al crimen para subsistir.
Drogodependencia
Los individuos dependientes de las drogas recurren al crimen porque ven sus ingresos reducidos por las dificultades para desempeñar un trabajo y sus gastos incrementados por su necesidad de consumir dosis cada vez mayores de la droga.
Escasa capacidad de resistencia
Individuos socialmente adaptados pero incapaces de resistir las incitaciones criminológicas del ambiente.
Agresividad
Los delincuentes por agresividad son aquellos que tienen tendencia a descargar de forma física sus altos niveles de excitación e irritabilidad.
Falta de domino sexual
Son personas que necesitan la satisfacción inmediata de sus impulsos sexuales y carecen de las barreras psíquicas necesarias para autocontrolarse.
Crisis temporal
Individuos adecuadamente adaptados a la sociedad que de forma repentina o luego de vivir experiencias críticas reaccionan cometiendo delitos.
Reacciones primitivas
La categoría de delincuencia por reacciones primitivas incluye las personas inestables que sufre de fuertes impulsos afectivos y las personas estables que reaccionan violentamente ante estímulos específicos (disparadores).
Convicción

Los delincuentes por convicción violan la ley deliberadamente por motivaciones a las que le dan un rango superior.


Esta clasificación es informativa. Los psicólogos forenses deben trabajar en el contexto establecido por el ordenamiento legal al que asisten y este normalmente establece los diferentes tipos de delincuentes o las clasificaciones a utilizar.



Otro aspecto importante a considerar, independientemente de la clasificación utilizada, es que la asignación de un individuo a una categoría no es permanente. No son rasgos invariables de la personalidad. Una misma persona en dos momentos separados puede tener motivaciones diferentes para delinquir dependiendo de las circunstancias en las que se encuentra.



CÓMO SE CLASIFICA A LOS DELINCUENTES EN MÉXICO
Es un hecho constatado que la delincuencia y sus actores principales, los delincuentes, están en constante evolución. Se adapta a cada tiempo, utilizando todos los adelantos técnicos útiles para uso normal de la sociedad. De la misma forma se ha adaptado miméticamente a todos los cambios sociales, políticos y estructurales de nuestros días.
Así pues, en México, como en el resto de la comunidad internacional, las técnicas delictivas se han visto exponencialmente enriquecidas sin que ello suponga un olvido absoluto de las anteriores.
Han quedado casi en el olvido aquellos delitos esencialmente dirigidos contra la propiedad (robos y hurtos principalmente o pequeñas estafas o timos). Sin duda también hay registrada una abundante casuística de delitos graves contra la vida (homicidios y asesinatos), pero obedecían a motivaciones (crímenes pasionales o desacuerdos en lindes o herencias, los más abundantes) bien distintas a las actuales. Todos ellos cometidos de forma individual o mínimamente grupal, teniendo estos pequeños grupos como elemento cohesionador la étnia o el hecho de saberse delincuentes y encontrarse entre iguales. La habilidad, el trabajo artesanal y lo rudimentario de la preparación de los “golpes” a realizar, son las características esenciales que identifican la delincuencia de aquellos años “50” y “60”.
Nuestros primeros problemas graves (a ños “70” y “80”) empiezan, como no, con el consumo de drogas, lo que, lógicamente deviene en el nacimiento de los primeros grupos de traficantes, denotando ya signos claros de organización estructural.
Sigue a esta situación, la llegada de delincuentes extranjeros procedentes de Sudamérica, a los que se relaciona con los delitos referidos a los llamados “medios de pago” y de distintos países europeos, principalmente italianos y franceses, que planifican muy bien sus “acciones”, están muy especializados en determinadas modalidades delictivas (butrones, asaltos a blindados, etc.) al tiempo que emplean una gran agresividad y violencia.
El desarrollo lógico de las situaciones precedentes no puede ser otro que el asentamiento, como tal, de la denominada “Delincuencia Organizada”, con todo lo que ello implica, esto es, los grupos organizados están constituidos por individuos de diversas nacionalidades, la actividad delictiva es múltiple y variada, hay claramente un reparto de tareas a desarrollar por cada miembro de la organización y todo ello controlado por una jerarquía perfectamente estructurada.
El salto cualitativo se da a partir de los últimos años de la década de los “90”, explicado, en parte, por la movilidad geográfica de los delincuentes aprovechando los reducidos controles en las fronteras interiores. Así pues la “Transnacionalidad” es el elemento esencial que identifica las nuevas formas de criminalidad.
Por tanto, el delincuente es, en definitiva, un trasgresor de la norma de cultura. Pero, ¿cómo, cuándo y por qué surge esta personalidad que lleva a tal comporta miento?

Grupos organizados, corrupción, un estado de seguridad fallido, entre muchas otras cosas, cobra la vida de miles y miles de personas cada año, situación que preocupa y altera el orden y paz en la sociedad mexicana.
El Centro de Investigación para el Desarrollo A.C. (CIDAC), es una organización independiente y sin fines de lucro que trabaja día a día con la finalidad de investigar y proponer ideas concretas y viables para lograr el desarrollo de México, en todo sentido, a mediano y largo plazo.
Recientemente, esta asociación llevó a cabo un estudio titulado "8 Delitos Primero, Índice Delictivo CIDAC", en donde tomando en cuenta varias encuestas realizadas por otras instituciones, dan a conocer cuáles son las ocho actividades delictivas a las que más temen los mexicanos.
Retomando este estudio, te decimos cuáles son esos eventos violentos que tienen la peor percepción por parte de la sociedad.

1. Secuestro. Según mexicodenuncia.org, a partir de 2003, este delito en nuestro país se incrementó en un 300 por ciento e incluso se sabe que en 2011, se cometieron 45 secuestros por día. Las bandas encargadas de cometer este acto han evolucionado de tal forma, que obstaculizan el trabajo de las autoridades para atraparlos.
Este estudio reveló que por cada dos secuestros que ocurren en nuestro país, aproximadamente un millón de mexicanos se sientes más inseguros. Esto ha hecho que la sociedad modifique sus hábitos de vida, ya que el 44 por ciento de la población dejó de salir de noche por miedo y como prevención de no ser víctima de este tipo de delito.


2. Homicidios relacionados con el crimen organizado. Según datos de la Procuraduría General de la República (PGR), publicados por El Universal, en los últimos cinco años han muerto 47 mil 515 personas a manos de grupos delictivos, situación que ha creado, hasta cierto punto, pánico colectivo, siendo el acto delictivo al que más miedo le tiene la población en general.
Los estados de Nayarit, Sinaloa, Guerrero, Tamaulipas, Durango y Chihuahua, son en donde la gente siente mayor temor de verse relacionado en esta situación.
3. Lesión con arma blanca. Entendemos por arma blanca aquellos instrumentos lesivos que poseen filo, punta o ambos, que producen heridas, ya sean leves o graves, y que muchas veces son utilizados por los delincuentes para llevar a cabo algún atraco.
Sufrir un ataque con este tipo de artilugios es el tercer delito al que más le temen los mexicanos, incluso un 25 por ciento de la población dejó de salir a los parques a ejercitarse por miedo.


4. Extorsión. De seguro no te has librado de recibir una llamada telefónica de alguien que finge ser tu familiar, quien llora desesperadamente diciendo que ha sido secuestrado y que necesita que entregues una fuerte cantidad de dinero para que lo dejen en libertad.
¿Sabes qué hacer para no ser víctima de este tipo de delincuencia? Lachabela.wordpress.com recomienda estas acciones: no dar datos personales, no depositar dinero, comunicarte lo más pronto posible con tus parientes para corroborar que estén bien y no permitir el ingreso de extraños a nuestras casas.
5. Robo con violencia. Este delito sucede cuando alguien le quita una pertenencia u objeto a otro atacándolo de manera directa con la ayuda de distintos instrumentos. Penosamente, en 2010, México ocupaba el primer sitio en todo el mundo en cuanto a este problema.
El robo es el delito más común en toda la República y por lo general, hay uso de violencia cuando se lleva a cabo en el transporte público, viajando en el auto, saliendo del cajero, en bancos y distintos comercios, por medio del uso y amenaza con armas de fuego.
Como consecuencia, el 52 por ciento de la población dejó de utilizar y salir a la calle con joyas que pudieran llamar la atención de los rateros.


6. Robo sin violencia. Es cuando alguien se apodera de las pertenencias de alguien más, sin hacer uso de la fuerza o intimidación; es decir, cuando sales de algún lado y te percatas que a tu automóvil le hace falta una llanta o espejo, o bien, te arrebatan la bolsa mientras caminas por la calle.
Nuevo León, Oaxaca, Estado de México, Coahuila, Quintana Roo y Michoacán son los estados en donde la gente cree que el país es más inseguro, al conocer o ser víctimas de este tipo de delito.
7. Robo de vehículo con violencia. Según estadísticas del año pasado, 82 mil 510 vehículos asegurados fueron robados en todo el país; 54 por ciento de estos ocurrieron con violencia, sobre todo en entidades como Estado de México, Nuevo León, DF, Sinaloa Chihuahua y Jalisco.
Este tipo de robos con violencia, en donde el delincuente va armado, ocurre frecuentemente en semáforos o cuando la gente va a estacionar el coche.

8. Robo de vehículo sin violencia. Del total de vehículos robados en 2011, 46 por cieno fueron sin utilizar violencia, es decir, ocurrieron en el interior de grandes unidades habitacionales, zonas comerciales y oficinas, en donde el coche pasa muchas horas estacionado en la calle, lo que propicia que el delincuente tenga el tiempo suficiente para llevárselo.


Sonora, Nuevo León, Aguascalientes, Baja California, Estado de México, Distrito Federal, Tamaulipas, Durango y Chihuahua son los estados que tienen la peor percepción de este delito.

ÍNDICE  DE DELINCUENCIA EN MEXICO: 
Uno de los grandes problemas que a diario debe hacerle frente nuestro país, por desgracia, es el tema de la inseguridad. La delincuencia ha existido desde siempre; sin embargo, en los últimos años los índices han aumentado a tal grado que hemos sobrepasado los números rojos. 
México permanece sumido en el conflicto en contra de las drogas y continúa con la peor evaluación de paz de los países de América Central y el Caribe, arroja el Índice de Paz Global (IPG) 2015 del Instituto para la Economía y Paz (IEP). 
De acuerdo con este índice, el cual fue publicado por primera vez en el 2007, México está ubicado en el lugar 144 de 162 países medidos y a nivel Centroamérica y el Caribe, la República Mexicana se ubica en el sitio 12, es decir en el último lugar. 
A nivel continental -por orden- Venezuela (142), México (144) y Colombia (146) son los tres únicos países catalogados en la escala de nivel bajo del estado de la paz, arroja este instrumento global, el cual considera parámetros como niveles de violencia, criminalidad, gasto militar y si participa en guerras. 
Desde el 2008 los costos relacionados con el homicidio en México han aumentado 50 por ciento. La continua guerra en contra de las drogas ha llevado a un aumento en las pérdidas del Producto Interno Bruto (PIB), derivado de las muertes y los gastos militares. 
De acuerdo con el Índice, México se ubica dentro de los 10 países con los mayores costos por contención de violencia, ubicándose en el sexto sitio, con una cifra de 221,000 millones de dólares, señalado a través de la paridad del poder adquisitivo. 
El informe destaca que en los últimos dos años se ha mostrado una disminución en el crecimiento de la delincuencia violenta, sin embargo, con base en los hallazgos del Índice Paz 2015 México, si continúan las tendencias actuales, no es probable que haya una disminución de los costos asociados con los homicidios. 
De acuerdo con el informe lanzado este miércoles, el nivel promedio de paz mundial ha disminuido en los últimos ocho años pero esta disminución de la tranquilidad no tiene una distribución uniforme a través de los países y regiones. 
Los grandes deterioros se concentraron en 86 países mientras que 76 naciones se volvieron más pacíficas. En lo relativo a México, pese a que en el IEP del 2014 quedó en el lugar 138 global, la nación conservó un estado similar al año pasado, ello al tomar en cuenta una nueva metodología que empleó este año el IEP. 
De un total de 33 delitos del catálogo de delitos del fuero común (aquellos que afectan directamente a las personas; es decir, en los cuales el efecto del delito recae sólo en la persona que es afectada por la conducta del delincuente), solamente 8 de estos impactan de forma negativa la percepción de seguridad de los individuos significativamente: 1) Homicidio doloso, 2) secuestro, 3) lesión dolosa con arma blanca, 4) extorsión, 5) robo con violencia a transeúnte, 6) robo sin violencia a transeúnte, 7) robo con violencia de vehículo y 8) robo sin violencia de vehículo. 
El homicidio doloso es el delito que más impacta la percepción de inseguridad seguido por el secuestro y la lesión dolosa con arma blanca. “Se requiere de 3 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes para elevar la percepción de inseguridad en un punto porcentual. Por el contrario, para tener este mismo efecto se requiere de 365 robos de vehículos sin violencia o de 89 robos con violencia a transeúntes.” Confirma el documento. 
Dentro de los 10 estados con menores afectaciones en el conjunto de los 8 delitos se encuentran:
1.     Tlaxcala
2.     Querétaro
3.     Aguascalientes
4.     Campeche
5.     Baja California Sur
6.     Hidalgo
7.     Yucatán
8.     Puebla
9.     Chiapas

10.  Nayarit


LA NECESIDAD E IMPORTANCIA DE CONOCER ACERCA DEL DELINCUENTE Y SU TIPOLOGÍA

El crimen no puede ser observado científicamente como un fenómeno aislado. El organismo y la personalidad de todo individuo se encuentran condicionados por innumerables factores externos. Las generalizaciones apresuradas, formuladas por autores poco amantes de las constataciones empíricas, han desacreditado la concepción biológica. Su influencia sobre la legislación y la política criminal son insignificantes. c) Actualmente, las teorías que ofrecen más medios de análisis para explicar el fenómeno delictivo son las teorías de corte sociológico. La fuente de la criminalidad es buscada en el proceso de socialización del individuo. El comportamiento criminal es así percibido como una conducta aprehendida socialmente. Además de la orientación común que las caracteriza, las concepciones sociológicas no están en condiciones de proporcionar una explicación homogénea del hecho criminal. Sus diferencias radican en que no se atribuye la misma importancia a los mismos factores criminógenos. Recordemos que las explicaciones sociológicas no brindan al delincuente una excusa individual de su comportamiento. Tales explicaciones buscan esclarecer el fenómeno social de la criminalidad y facilitar la comprensión de los casos particulares. d) Las constataciones interesantes hechas por los defensores de las teorías de la estigmatización o del interaccionismo no pueden justificar ni el abandono de las investigaciones sociológicas, ni la renuncia al sistema punitivo legal. Es verdad que no se puede, sólo mediante los hechos o únicamente mediante las normas legales, individualizar al criminal, ni al acto constitutivo de una infracción. Es inaceptable, de otro lado, estimar que este proceso de identificación sea sólo la obra de las instancias formales de control social. Si la estigmatización fuera el único medio para detectar la criminalidad, las .cifras negras de la criminalidad" serían entonces inconcebibles. Los actos ignorados no merecerían el calificativo de "crimen" y los autores desconocidos no merecerían ser llamados "criminales", en tanto que los órganos de control social no hayan tenido la ocasión de marcarlos. La teoría de la estigmatización tiende a anular el argumento crítico que ella misma fórmula contra las teorías biológica, psicológica y sociológica. Dicho argumento consiste en denunciar la existencia de un objeto preciso de estudio. La criminalidad y el crimen constituyen una parte de la realidad, aun cuando no existan criterios unívocos para precisar los límites de la primera, ni identificar al secundo. A pesar de todo, es cierto que no se puede, ahora, ignorar ingenuamente la acción estigmatizante del proceso penal. e) El determinismo es una teoría descriptiva: el comportamiento humano es el resultado necesario de circunstancias anteriores. Si esta tesis significara que las decisiones o las opiniones de las personas pueden ser ignoradas para explicar su comportamiento, la concepción determinista constituiría una hipótesis normativa cuya demostración causal no puede ser apodada. 
La concepción indeterminista contiene -por el contrario una tesis normativa que postula la toma en consideración seria de las opiniones y de las intenciones de cada uno. No se puede entonces descalificar a alguien afirmando que está determinado, sea por sus experiencias infantiles, por su condición social o por los procesos psíquicos que tienen lugar en su cerebro. En resumen, las opiniones y los juicios humanos no pueden ser asimilados a actos reflejos condicionados. El sentimiento de libertad de las personas es una realidad incontestable. Su reconocimiento constituye una re afirmación de la dignidad de la persona humana. Al final de esta exposición, suponemos que han entrevisto nuestra respuesta a la pregunta: ¿El hombre delincuente, un desconocido para el derecho penal? El hombre delincuente por naturaleza no existe. Cada uno de nosotros puede devenir en delincuente. Aunque este hecho dependa tanto de las circunstancias personales como de las sociales, la libertad humana es también un factor a tomar en cuenta. Y no olvidemos que el proceso de estigmatización, al cual la justicia participa, es también un factor importante. La firmeza de la intervención estatal y la fragilidad de la persona humana reclaman de las ciencias humanas (psicología, psiquiatría, sociología o biología) una intervención decisiva en la organización de la reacción social contra el crimen. 
En primer lugar, esto supone que dichas ciencias logren precisar y unificar sus criterios fundamentales referentes al hombre. En segundo lugar, es necesario que los penalistas busquen asimilar mejor los conocimientos adquiridos por las ciencias humanas. Al respecto, no es de olvidar las dificultades metodología existente. En tercer lugar el legislador debe estar dispuesto a modificar la legislación penal y a reorganizar el proceso penal para ofrecer al juez los medios necesarios para conocer mejor al inculpado. Por último, nosotros profesores de derecho penal- deberíamos tratar que nuestros alumnos conozcan al delincuente en la misma medida en que nos empeñamos conozcan la infracción.